El fuego
inextinguible

Me pongo este GIF (¿Se ponen los GIFS? ¿Se pueden reproducir con esa intencionalidad con la que nos pinchamos un disco o nos proyectamos una película? ¿O realmente solo operan todos sus efectos cuando nos salen al paso de forma inopinada, cuando provocan una fractura accidental de la continuidad?) y me sumerjo en una ensoñación inquieta. La causan, claro está, la repetición continua, el bucle, la monodia común a todo GIF y que como bien saben las culturas chamánicas es una de las formas esenciales de acceso al trance. Pero hay algo más. Es lo que estas imágenes tienen de ventana a un reino oculto, a un perturbador otro lado del espejo en el que cosas ordinarias cobran formas inconcebibles y desvelan geografías de pesadilla. “Mundos alienígenas extinguiéndose”, le sugieren a uno de los redactores de Gizmodo.

En realidad, entroncan con una tradición más conocida: la de la fotografía como medio técnico para retratar lo que el ojo no puede captar. Su origen hay que buscarlo en Ultraslo, la productora con la que Alan Teitel filma a velocidades superbajas procesos como explosiones, movimientos animales o tormentas. Sin embargo, el video original es mucho más largo y las apropiaciones de su trabajo que hacen diversos GIFs –este tomado del portal OhMagif es solo uno entre muchos– condensan en pocos segundos la combustión. Y esa aceleración intensifica la secuencia de descubrimiento; esa magia arcana que es la razón de ser de las más potentes figuraciones: la revelación de lo invisible.

Aunque sospecho que si estas imágenes me trastornan tanto es porque leo en ellas una alusión más siniestra todavía. Son un indicio de que hay otro incendio en marcha. Uno que nos consume y nos devasta. Nosotros somos esa cerilla: el fuego del tiempo nos graba sus cicatrices monstruosas, por más que nuestros sentidos no lo adviertan.

Quiero dejar de mirar. Solo que antes de hacerlo el visionado cíclico de la escena me proporciona un alivio inesperado y repentino. La cerilla está de nuevo entera, apenas ha empezado a prender. Y entonces el GIF me enseña su poder secreto. Es un ouroboros místico que anuncia un eterno retorno. Nuestra muerte, pero también nuestro resurgir.

Por

Alexandre Serrano