En junio de 2011, aprendí a revelar película reversible en color. Me había comprado un tanque Lomo de súper8/16mm y líquidos para revelado E-6. Me sorprendió lo fácil que era. El proceso permitía incluso alguna que otra catástrofe, como inexactitud en la temperatura de los líquidos y despistes cronometrando tiempos. El margen de error era lo suficientemente amplio.

Tenía dos rollos de 16mm Ektachrome 100D. Así que cargué la cámara y comencé a filmar. Como muchas otras veces el objetivo era ir rodando, montando en cámara, aprovechando hasta el último metro de película. Es una forma de filmar con la que me siento cómodo, sin prisas. Elegir el siguiente plano puede a veces llevar varios días o de pronto en un solo día puedo filmar un plano tras otro. La forma de filmar sería como llevar un diario filmado de pequeñas cosas que hago suceder.

Comencé filmando objetos que encontraba por casa: una cinta de cassette, la espuma protectora de un ordenador que había comprado, un regalo de una amiga… Objetos sin ninguna conexión entre sí que, en muchas ocasiones, acaban formando un bodegón dentro de un mismo plano. Mi intención al unir objetos inconexos es crear lo que llamo un plano Poltergeist. Sería como cuando en la película del mismo nombre Craig T. Nelson les enseña la habitación de Carol Anne a los investigadores de lo paranormal y están todos los objetos volando, dando vueltas por los aires. O cuando Jobeth Williams entra en la cocina y los poltergeists han puesto todas las sillas encima de la mesa. Pues a mí me gusta hacer planos poltergeist, ya sea haciendo una pirámide de discos encima de la mesa o formando un bodegón con objetos inconexos. La idea de una pirámide de discos sobre la mesa es que quedan muy bien. Ojalá pudiesen estar ahí para siempre, pero es imposible tener la casa así.

Cuando junto una figura de Reagan poseída, unos cacahuetes haciendo el amor y una cortadora de súper 8, realmente no tiene mucho sentido. Incluso pienso que ni siquiera se entenderá que los cacahuetes hacen el amor por poner uno encima del otro. Pero unos poltergeists juntarían esos elementos sin problema.

En un libro de los Jóvenes castores encontré una invitación a filmar en time-lapse como se abre una flor (hablaban de las onagras). Se podía leer que si esperaba a las 7 de la tarde y se abrirían. Era algo que siempre había querido filmar, como muchas otras cosas, pero no sabía cómo. Aquella página del libro de los Jóvenes castores me pareció que reflejaba muy bien que el saber es poder. Así que me fijé en que el jazmín que tenía en casa florecía como la onagra a las 7 de la tarde y filmé los jazmines floreciendo con un time lapse muy rudimentario que consistía en estar yo mismo mirando un reloj y apretar el disparador cada 40 segundos durante 3 horas.

Lo que más me gusta del cortometraje es la postal de Robocop: alguien le manda a Robocop una postal de Robocop pidiéndole ayuda, y a partir de ese momento esa persona va apareciendo mientras transcurre el verano. Día a día, durante los dos meses que estuve filmando, vamos viendo que juega al ping-pong, lee, posa y se empalma. Pero no hay peligro por ningún lado, tan sólo un placido verano