Incalificable artista, ejecutor, diseñador experimental… Es difícil seguir la marcha de Mau Morgó. Sus pies siempre se encuentran en suspensión, al igual que su imaginación. Es capaz como creador de planificar su propia ejecución pública en el festival Offf cómo metáfora de lo efímero de las ideas. 

Mau Morgó empezó su carrera en el mundo del diseño gráfico. Ahora está más centrado en el arte visual y la experimentación sensorial a través de los espacios y la interactividad humana con la tecnología. Ha realizado desde proyectos editoriales hasta videoclips en impresión 3D, pasando por experiencias en realidad virtual, conciertos con smart phones como instrumentos o bares multidimensionales. Ha trabajado para marcas como Samsung, Acer, Intel, Converse o Bombay Sapphire y músicos como Spoon, Little Dragon o Cut Copy.

¿Qué esperas aportar a O? ¿O qué esperas que O te aporte a ti?
Espero poder aportar a O lo mismo que O me aporte a mí: experiencias, conceptos, sentimientos y retos.

¿Cuál es tu último proyecto (del que se pueda hablar)?
Mi último proyecto es mi carta de presentación en O. Un homenaje a Joan Miró co-dirigido con Maria Sosa para Turespaña. Construimos una escultura cuyas sombras proyectadas en la arena a la 13.00h del 1 de marzo de 2016 creaban el logotipo que Joan Miró diseñó para representar a España en el extranjero. Pero uno de los proyectos del que estoy más orgulloso es el que presenté hace un par de meses en el museo Palais de Tokyo en París; es una experiencia centrada en la meditación digital a través de la realidad virtual.

¿Por qué nos cuesta tanto clasificar tu trabajo? ¿Cómo definirías tú lo que haces?
La mayoría del tiempo no tengo ni idea de lo que estoy haciendo, así que no es algo que os ocurra solo a vosotros; es algo personal. No he encontrado una etiqueta para definir mi trabajo, y cuanto más me lo pregunto o me lo preguntan más claro tengo que debo seguir preguntándomelo. Creo que debo seguir teniendo ese interrogante sobre mi para poder crear conceptos en nuevos formatos y así seguir evolucionando. Sé que si me encasillo, la gente me pedirá más proyectos como aquel que hice algún tiempo y no quiero que eso ocurra. Es algo complicado, ya que siempre quiero cambiar la forma de hacer las cosas, mezclar técnicas, equivocarme, descontextualizar herramientas… El resultado de esta ecuación siempre es diferente, pero desprende el mismo aroma; se nota que está la misma persona detrás de cada trabajo.

¿Crees que las posibilidades de la imagen (de la creación con imagen) están poco exploradas?
Creo que tenemos demasiadas reglas en este juego creativo. Yo soy partidario de saltarme cuantas más mejor, hacer cosas que no debería hacer. Pero eso acaba siendo otra norma… He descubierto que equivocándome aprendo más que haciendo las cosas bien a la primera. Muchas veces en ese trayecto hacia la resolución de un problema encuentro nuevos caminos igual o más interesantes que el primero; y siempre decido seguir ese camino creado por la serendipia. Creo que la gente debería mezclar disciplinas sin miedo. No sé ,quizás alguno de aquellos mejunjes que hacíamos con el aceite, el vinagre, el agua, la sal y el resto de las copas en la mesa de un restaurante estaba bueno.

¿Cómo sería para ti el proyecto ideal?
No me interesa tanto el proyecto, sino el cliente ideal. Me dan igual los timings o los presupuestos. Cuando hay respeto y ganas de hacer algo conceptualmente potente, lo demás no importa. Pero sobretodo ha de ser alguien que quiera arriesgar.

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