Víctor Navarro Remesal ha descubierto a Peeqo, el robot que te responde cualquier cosa generando un GIF. Y está encantado con su nuevo amigo.
La carrera de la princesa Kaguya,
Hay un momento en los créditos finales de Los Boxtrolls en el que se nos enseña la trampa y vemos a los animadores en plano, en una suerte de time lapse que funciona a la vez como explicación didáctica y alardeo artesanal. La tensión entre técnica y discurso se salva porque la revelación sucede en un aparte (algún día habría que analizar ese limbo diegético que es el post-credits) y porque tira de humor: los personajes discuten sus sospechas de que unas manos invisibles los guían. Ay, lo meta.
Este GIF, que aísla uno de los mejores planos de The Tale of the Princess Kaguya y también habla por sí solo, hace un descubrimiento de truco similar: Kaguya corre y en su carrera se descomponen las posiciones y los trazos, se reducen casi al bosquejo. Es menos obvio pero mucho más honesto: detalla la artesanía sin distanciamiento ni deconstrucción metatextual. Ghibli te enseña las cartas y con ello la ilusión se hace más fuerte.
El juego está ya en su referente pictórico. The Tale of the Princess Kaguya es un cuadro sumi-e (pintura de tinta negra sobre fondo blanco) animado, lo que es en sí mismo una redundancia: en el sumi-e, como en la caligrafía Zen, el trazo se ejecuta de una pieza, sin posibilidad de corregirlo o retocarlo. Cada línea es también un movimiento (dale la vuelta: en este GIF, cada movimiento es una línea) y al ver la pintura estamos viendo la coreografía del autor. Es importante ser claro, usar pocos trazos, eliminar todo detalle excesivo. De este modo, el autor no tiene dónde encubrirse, cada trazo contiene el estado mental que lo mueve. Así, cuando en Ghibli “aflojan” el detalle, están mostrando el recorrido de sus pinceles (digitales) sobre el fotograma. En este GIF no ves las manos de Isao Takahata y sus animadores porque ya se nos están mostrando sin tapujos: es un “así lo hicimos” pero también un “esto es lo que nos movió a hacerlo”.
Al aislar el plano y convertirlo en un bucle autónomo, el GIF termina de acercar la animación al sumi-e: encierra el vacío sobre el que corre Kaguya y lo extiende en todas direcciones. Es el principio estético del yohaku, definido por el japonólogo Federico Lanzaco Salafranca como “la expresión indefinida de la nada que lo es todo”. Se pinta alrededor del vacío, con pinceladas que dan forma al fondo blanco; el trazo se mueve, el vacío nunca cambia. “Forma es vacuidad, vacuidad es forma”. El filósofo Eugene Herrigel decía que “el espacio en la pintura Zen está siempre inmóvil y, sin embargo, en movimiento”. Aquí, las pinceladas (esa técnica que se expone a sí misma sin imponerse) corren en una estampa que, a fuerza de repetirse, se convierte en inmutable. Todo está en movimiento y, sin embargo, inmóvil.