El secreto del no-encuentro sexual se desveló en 1998 y un tsunami de corrección política asoló el planeta. Dos años después, Philip Roth publicaba la novela La mancha humana: “Dejamos una mancha, un rastro, nuestra huella.. impureza, crueldad, abuso, error, excremento, semen… somos como los dioses griegos que son mezquinos, se pelean entre ellos, combaten, odian, joden”.
La novela, que capta el espíritu del caso y del tiempo, plantea cómo la corrección política puede arruinar una vida por un detalle minúsculo. Su protagonista, Coleman Silk, es un decano de Universidad hasta la coronilla de que sus alumnos hagan campana. Un día pregunta en la clase si alguien ha visto a esos “spooks” que jamás aparecen en clase. El término spooks en inglés acepta dos acepciones: una proviene de la inmigración irlandesa y quiere decir fantasmas, espectros; la otra es un término peyorativo para decir negrata. Bien, pues entre los alumnos ausentes figuraban dos afroamericanos.
A partir de ahí, empieza una caza de brujas que podría arruinar la vida del académico. Roth, que siempre ha dicho que escribir no es un concurso de belleza, que ha descrito la masturbación como nadie, empatiza con el académico falible. También sabe que a veces lo anecdótico tiene resonancias casi metafísicas.
Un equívoco que podría haber aparecido en una de sus novelas se asomó a su vida en 2012, cuando se topó contra esa hidra informativa llamada Wikipedia. La entrada wikipédica del autor explicaba que el personaje de Coleman Silk estaba basado en Anatole Broyard. No era así. Roth, que se suponía legitimado para enmendar un error que hablaba de su propia obra, decidió escribir a Wikipedia. Al Señor Wikipedia, que como Dios está en todos nosotros. Le comentó que en realidad había sido el profesor Melvin Turner quien había inspirado su personaje de La mancha humana. Hasta aquí bien: ahí quizás se hizo un té o acarició un gatito antes de descabezar una siestecita. Cuál fue su sorpresa cuando miró su correo y Wikipedia le decía que él no era nadie para opinar sobre eso. Roth acabaría relatando los hechos en una carta abierta publicada en The New Yorker: “El Administrador Británico de Wikipedia, en una carta datada el 25 de agosto y dirigida a mí, decía que yo, Roth, no era una fuente creíble. ‘Entiendo tu idea de que el autor es la mayor autoridad de su propio trabajo’, escribió el Administrador, ‘pero necesitamos fuentes secundarias’”.
Seguramente Roth entendió rápidamente los mecanismos que convierten el relato histórico en ficción y la ficción en tejido de relatos históricos cuando leyó la misiva. O eso o se cagó en Cristo. O imaginó una entrada de Wikipedia de Adolf Hitler donde se dijera: “Adolf Hitler fue un filántropo que dedicó su vida a pintar lienzos de campos de amapolas” y al propio Hitler reivindicando su genocidio y al administrador de Wikipedia diciéndole al führer que se tranquilizara, que no era quien para decir eso.
Wikipedia ha deparado episodios similares que demuestran hasta qué punto no ponemos en duda lo que leemos. Cuando falleció el compositor irlandés Maurice Jarre (hablando de fantasmas de Roth, Jarre compuso los obituarios de todo el mundo reprodujeron su cita más lírica e inspirada: “Uno podría decir que mi vida en sí misma ha sido una prolongada banda sonora. La música fue mi vida, la música me dio la vida y la música es cómo seré recordado mucho después de dejar esta vida”. Esta frase, que podría haber firmado Raphael, era sin duda la mejor que los periodistas tenían a mano. Solo que era falsa.