Glòria Bonet se postra ante la fidelidad al protocolo de la reina de Inglaterra. La etiqueta por encima de todo. Ni Brexit ni carantoñas.
Evil woman steals baseball from little girl then celebrates
Parece que esta sentencia resume perfectamente el loop. La señora es mala porque es una ladrona, una abusica y encima una cínica . Hay que reconocerle, sin embargo, que es ella quien toca primero la bola. Y aunque la niña parece que consiga bloquearla, en un momentazo Ter Stegen de infarto, se la acaban arrebatando. Gol para la señora de blanco.
Si tomamos un poco de perspectiva espacial, también es cierto que la pelota se dirige a la grada que la señora ocupaba durante el partido, mientras que la niña no opera en su jurisdicción en el momento de los hechos. La vemos marcharse con la cola entre las piernas en un acto de rendición tan inmediato que da cosa de puro blando.
De saque, la escena hace que nos apiademos de la niña. Pero también nos confronta con el hecho de que nuestra identificación con la chiquilla patosa (aún sabiendo en todo momento que debemos desplegar nuestra empatía hacia ella) nos acaba defraudando bochornosamente: su rendición enseguida nos empuja a salir de su piel. Nos repele esa identificación con el débil. La señora se pasa, sí; pero es que la niña tiene una pinta de llevar escrito en la frente “Practice bulling with me, it ‘s for free! ” que ni te cuento. Pero entonces… ¡Pam! la señora riza el rizo: la celebración “choca esos cinco” inmediatamente posterior hace que sintamos un pinchazo en nuestra moral de ganador. Si uno gana haciendo trampas no puede jactarse.
Discreción señora, que la pinchan las cámaras (y presentaran estas imágenes en formato GIF como prueba de sus acc iones ante los ojos del mundo como jueces). ¡Big brother, usted por aquí! Los actos anónimos que podrían pasar inadvertidos serán reexaminados mil y una veces en una disección que no cesa hasta que encuentra órganos internos putrefactos. Nos deleita la casquería, ñam. Y así, incluso una abusica se verá legitimada por la claudicación sin lucha de su contrincante; la falta total de orgullo y amor propio de quien sabe que no tiene nada que pelar ante un rival implacable. Porque en el relato épico del American way of life (aunque dure apenas unos segundos en bucle) uno no puede alinearse con un lo ser sin agallas. Y eso, me temo, hace impune a la evil woman.