Víctor Navarro Remesal ha descubierto a Peeqo, el robot que te responde cualquier cosa generando un GIF. Y está encantado con su nuevo amigo.
Weekly GIFs.
Animar la vida en doce principios
por Víctor Navarro Remesal
1. Squash and stretch. Dale peso a tu personaje deformándolo. Lo rígido no mola
2. Anticipation. Todo movimiento se prepara. Coge impulso
3. Staging. Usa la puesta en escena para mostrar la acción y darle tono
4. Straight Ahead and Pose to Pose. Puedes dibujar de dos maneras: en orden o rellenando los pasos entre fotogramas clave
5. Follow Through and Overlapping Action. Nada se para de golpe. Cuando el cuerpo frena, la inercia mueve la ropa
6. Slow In and Slow Out. Dibuja más poses al principio y al final, menos en el medio
La prueba para entrar en la legendaria Toei (productora de Mazinger Z, Capitán Harlock o Dr. Slump) es, en apariencia, sencilla: se le da al candidato un dibujo de que apenas puede levantar y se le indica que haga, en cinco o seis pasos, que golpee una estaca. “Por favor, dibuja el personaje sin cambiar su tamaño”. ¿Fácil, verdad? Pues no. En tan breve ejercicio se le está pidiendo al animador una comprensión finísima del movimiento, de la gestualidad humana y de las leyes de la física. Que dibuje bien es lo de menos; no se puede ser animador sin entender la realidad. Pero, ojo, tampoco basta con saber reproducirla: hay que sintetizarla, estilizarla y darle atractivo a cada pequeño cambio. Si consigues que un chaval pegando un mazazo me enamore, te ficho.
La animación, queda claro, va mucho más allá de la mímesis. No rompe con la realidad, pero se planta lo justo en ella para luego irse a otra cosa. Ya decía Oscar Wilde que lo que nos revela el Arte es “la falta de diseño de la Naturaleza, sus curiosas crudezas, su extraordinaria monotonía, su condición absolutamente inacabada”. Lo que la animación nos revela es la belleza escondida en el movimiento, el potencial de la realidad si la liberamos de sí misma y la completamos con nuestra imaginación. Al carajo con Bazin y su “imitación realista” de la vida; que le den a Barthes y su “esto-ha-sido”: la animación ni ha sido ni es ni, por suerte o por desgracia, podría ser jamás.
Y sin embargo, por mucho que delire, por mucho que explore caminos nuevos, por muchas escuelas, estilos y rupturas que la bifurquen, la animación siempre tiene unas lógicas que la vertebran y unifican como forma. Hay unas bases comunes tanto en el neorrealismo animado de Takahata como en la híper-plasticidad de Chuck Jones; en la abstracción mínima de Don Hertzfeldt y en la chusquería de South Park. Y nadie los ha resumido mejor que los Nine Old Men de Disney con sus doce principios de la animación. Son esos que tienes a los lados en formato GIF; echa un vistazo.
Este grupo de pioneros, que empezaron en la industria cuando aún estaban muy lejos de ser viejos, teorizaron y pusieron orden a partir de su propio trabajo, juntando creación y reflexión y dándole un léxico común a todos los que iban a venir detrás. Luego, en 1981, cuando al fin eran viejos, los old men Frank Thomas y Ollie Johnston firmaron el libro y nos regalaron lo que habían aprendido. Si asimilas estos doce principios, ya hablas en animador.
Admiro su capacidad de síntesis, su manera de entender sin dogmatismos ni absolutos qué hace funcionar la creación movimiento. En los doce principios se tocan un poco las leyes de la física, la puesta en escena, la técnica y, sobre todo, esa cosa tan indefinible que es el atractivo: no puede haber animación que no se pretenda icónica, carismática y reconocible, que no eleve (en la dirección que sea) la realidad. Admiro esa claridad conceptual tanto como envidio la , el artista gráfico italiano que se ha currado los GIFs que ves aquí. Modigiani vive en Nueva York y ha trabajado para la Disney, la revista Wired o el Huffington Post (que oye, ahí está). Cita entre sus referentes a Saul Bass, Richard Williams (director de animación de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y autor del imprescindible libro The Animator’s Survival Kit) y “a la todopoderosa Internet”. Se entiende: sin esa mezcla burra de ascendentes, no sería capaz de resumir con tanta claridad toda una teoría en doce GIFs.
A veces pienso que los animadores tienen acceso astral a otro plano de realidad (igual que L. Ron Hubbard tenía en su mente todo el pasado de la galaxia, o eso decía) y que en ese plano existen Totoro, Félix el gato, Tetsuo, Wall·E, Wallace y Gromit y Homer Simpson. Los animadores sólo se dedican a estudiarlos, a ver cómo se mueven y comportan en esa realidad superior y a imitarlos sobre la pantalla cuando vuelven a nuestro sosa dimensión. Sólo eso explicaría que todos los mundos que inventa la animación tengan tanta coherencia, que haya un orden en su locura y que podamos emparentar los sueños lúcidos de Waking Life con el lobo de Tex Avery.
Vale, es mentira (como lo era lo de Hubbard), pero la explicación real no es menos bonita: la animación consiste en desmontar la realidad, estudiarla y volver a montarla creando algo nuevo, libre, bello, inalcanzable. La animación, como arte, no imita a la vida: anima una vida propia.
7. Arcos. Casi todos los movimientos siguen líneas curvas
8. Secondary Action. Complementa el movimiento principal con otro que le dé carácter, sin distraer
9. Timing. Cada acción tiene sus velocidades y cada velocidad transmite una cosa
10. Exaggeration. Elige los elementos que dan expresión a tu diseño y a tu movimiento y subráyalos
11. Solid Drawing. Hasta cuando tus dibujos sean planos, imagina su relación con el espacio tridimensional
12. Appeal. Haz que tus personajes sean magnéticos para los ojos del espectador. Muerte a lo soso