David Domingo dirige el último videoclip de Fangoria
Hidrogenesse.
Por David Domingo
Hidrogenesse iban a sacar su nuevo disco, Roma, en unos meses y me dijeron si quería hacer un vídeo sencillo que no me llevase mucho tiempo. Me pasaron algunas canciones para ver cuál me gustaría para un vídeo y la primera que me llamó la atención ya solo por el nombre fue Elizabeth Taylor. Por aquel entonces estaba obsesionado con un programa que se llama Anime Studio Pro, con el que puedes crear un esqueleto sobre fotografías y animarlas, y estaba todo el día recortando y recortando. Así que lo primero que me vino a la mente fue hacer un collage animado con la historia de Elizabeth Taylor. Ellos me dijeron que realmente no pensaban que tuviese que sacar a Elizabeth y a Larry Fortensky y todos sus otros maridos, que podía filmar a mi gata Viva como si fuera Elizabeth, de aquí para allá y que se subiese a una montaña de ropa (esto último de la montaña no tiene mucho sentido, pero lo recuerdo de forma borrosa así).
Carlos y Genís me dijeron que ellos habían pensado más en Siglo XIX para que hiciese el vídeo, que me encantaba; pero cuando la escuché por primera vez ya vi que tenía una estructura con la que me podía volver un poco loco haciendo el vídeo. Había estado buscando fotos de Elizabeth con Larry Fortensky y no había encontrado ninguna que me gustara. Larry es el marido de Elizabeth del que más me acuerdo, de cuando mi abuela leía el ¡Hola!. Era un callejón sin salida porque estaba con Larry en la cabeza. Así que, al final, Siglo XIX me pareció perfecta para empezar de cero y olvidarme de Larry Fortensky.
Yo buscaba la misma densidad de imágenes que en de Chris Timms. Mi idea era que todo el vídeo fuese como esta parte final del vídeo de Siglo XIX, que es de la que más contento estoy: se solapan todas las capas que llevaba montadas en una sola. Carlos y Genís no querían salir mucho en el vídeo. Cuando los filmé con el móvil en su casa, yo les decía “no os preocupéis que luego esto que filmo lo pondré pequeñito y no se verá mal”. Así que cuando les enseñaba pares del vídeo, ellos me decían “más pequeño, más pequeño”.
No es el juego de las diferencias. Cuando el vídeo estaba listo para entregarlo, algo tenía que pasar, y no podía ser otra cosa que verlo con una textura tan HD me diese de repente dentera. Darío Peña me dijo que quedaba muy bien con un HD, es un profeta del HD, y Dani Slurp me lo llegó a pasar por su máquina mágica que amalgama todas las capas en una desarmante Standard Definition. Yo al final hice una versión con un ligero desenfoque que empastaba todo, pero finalmente elegí la más cruda en HD, a su manera es la más bella de las definiciones, carece de nostalgia.
Mi idea para el vídeo era algo así como manejar un tractor, llenar la pala con todo tipo de cosas y verterlas en el vídeo. Alguien del siglo XVIII esperaría que el siglo XIX fuera maravilloso, porque todo siempre va a mejor, pero a saber. Así que se mezclan imágenes del XVIII con ninguna del XIX, más bien con gente pasándolo bien: palmas, bailes y figuras que no se sabe ni que son, pero que también se lo pasan bien.
Quería filmarlos y que ellos saliesen en el vídeo. Estaba recién llegado a Barcelona y solo tenía la cámara del móvil, así que fui un día a su casa y los estuve filmando con mi teléfono.
Tenía sus imágenes grabadas y un montón de cosas que iba recortando y animando o recogiendo de internet. Entonces… ¿qué pasó?, ¿cómo llegamos al resultado final de este vídeo?
Creo que la mejor forma de explicarlo es contando lo que me sucedió al llegar a vivir a la ciudad de Barcelona. A los tres meses de vivir aquí empecé a robar queso gouda envasado al vacío en el Condis. Yo había dejado de tomar queso porque estaba a dieta y me vuelve completamente loco. Me había marcado una regla fundamental: no compraría queso nunca más, tan solo quesitos desnatados del DIA, que no me gustan tanto y me duran una semana. Así que iba a comprar y, en vez de coger la cesta de la compra, yo entraba con mi propia bolsa y la llenaba de productos que luego ponía en la cinta de la caja. Como me daban tantos y tantos tíquets de compra, el fondo de mi bolsa se lleno con los mismos. Un día puse toda la compra en la cinta y al llegar a casa me di cuenta que se me había olvidado sacar unos sobres de levadura que se habían quedado escondidos entre los tickets. Al descubrir ese escondite, empecé a llevarme el queso por el morro. Era una forma de no romper la ley que había establecido de no comprar queso jamás de los jamases. No era robar por robar, ni una cuestión de dinero. Llegó un momento en el que pensé que debía de haberme llevado una bola gigante de queso gouda trozo a trozo y que lo notarían. Pensé que lo que tenía que hacer, en todo caso, era pagar el queso y robar otro producto de precio similar, por ejemplo el Nescafé. No podía: pagar por el queso era comprar queso; robarlo no era comprarlo.
Os preguntaréis que tiene que ver esto con hacer el vídeo. Ya dije que mi idea era como llevar un tractor e ir vertiendo imágenes que se apilaran en el vídeo. Así que ahí estaba yo recortando con el Photoshop CC y animando con el Anime Pro Studio. Carlos y Genís se comprometieron a recortar, pero estaban muy ocupados con el lanzamiento del disco y yo necesitaba muchas más imágenes. Mi sueño era ; y mi regla: yo mismo recortaba imágenes y las animaba. Claro que llego un momento que calculé que el vídeo podría estar acabado dentro de…. cinco años. Así que cogí la pala y me impuse otra regla: rellenaría con GIFs hurtados de internet. Encontré un pequeño gif pixelado bailando que me enamoró y puse muchos Carltons bailando al lado de Napoleón.
Días antes de estrenar el vídeo, me escribió Héctor Bometón, al que no conocía personalmente, para comentarme una cosa que no viene al caso. Cuando me puse a revisar su web, ¡sorpresa!, era él el autor del GIF de Carlton. Me sentí como cuando me pillaron en el Condis con la bolsa llena de queso gouda; como cuando, años antes, fui a urgencias porque tenía un dolor en el pecho y le decía al médico que creía que tenía pancreatitis porque había comido sin mesura una cesta de queso entera que me habían regalado. Pero ese Carlton me gustaba tanto que lo tuve que coger sí o sí. Héctor me ha dicho que no pasa nada, que estas cosas ocurren. Esto es un collage.
El concepto relleno me encanta: “aquí hay que llenar este hueco con algo”, como verter cemento en un agujero. Cuando estábamos eligiendo la canción, yo pensaba “es muy larga” y Genís decía “bueno, tiene estas partes instrumentales que puedes poner muchas cosas repitiéndose”. En este momento del vídeo, mi objetivo era amontonar toda la librería de partículas y replicators del Motion en un solo plano. Me quedé a medio camino porque resulta tedioso: el ordenador se va ralentizando y no puedes reproducir lo que vas haciendo; así que solo te orientas moviendo el cursor por fotogramas estáticos muy feos. Yo me desespero ante el horror que voy viendo y se me olvida que, si lo exportas todo amontonado en movimiento, queda bien. Es un relleno perfecto.