El GIF es el fin del planteamiento-nudo-desenlace. Por eso a Joan Pons ya no le interesa saber cómo acaban las cosas: solo imantarse con el principio.
Weekly GIF:
La zona cero del cebolletismo bufo
Poco sabemos del autor de tan vivaracho y picantón GIF más allá de su incuestionable amor por el cine de culto vertiente exploitation (basta con ojear su catálogo), demostrado ya desde la misma elección de su apodo (Retro-Fiend). Además, tampoco necesitamos un olfato sherlockiano para, vistas sus obras, detectar a un varón heterosexual, ¿verdad?. El caso es que en la mirada e intenciones de este… er… GIFer (¿?) suele predominar la obviedad cómplice y jocosa hacia la materia prima elegida para sus bucles, si bien, a veces, no deja de sorprender esgrimiendo un ingenio más allá de la pura destreza para atrapar instantes con lupa temporal. Véase, por ejemplo, este homenaje ad infinitum al froteurismo nalgar, extraído del largometraje Ginger, recóndito clásico grindhouse de 1971 y primera entrega de una trilogía dedicada a las lúbricas andanzas de la peliteñida Cheri Caffaro como trasunto mujeril de 007, mezclado con Mike Hammer y algo de Nikita, aunque de bajísimo coste, claro.
Con un tino cómico digno de cualquier experto cultivador del , Retro-Fiend lo ha titulado Bitch on the right be hating, yo…, logrando así algo que todo buen humorista gráfico conoce como una de las principales vías hacia la risa cuando una viñeta, y su correspondiente texto (normalmente al pie), se enfrentan a la mirada del lector. Estoy aludiendo a esa estrategia que los ilusionistas denominan misdirection, y que, en el terreno que nos ocupa, más allá del mero punchline a lo (disfrutable, desde luego, pero de cierta limitación expresiva), elevaron hasta cotas de finura no exenta de contundencia de genios del chiste dibujado, como Charles Addams o Gary Larson. La explicación de tal recurso ofrece poco misterio; se trata simplemente de atraer la mirada del lector-espectador hacia una zona del encuadre mediante un cebo visual potente (aquí es nada menos que un arrimón “ella-él” hecho redundancia eterna), dejando en segundo término, discretamente, una píldora de información en la cual reside, en principio desactivada, la semilla del humor, incluso se podría decir que el propio gag en estado durmiente. El orden natural de absorción de la información será el que conduzca nuestros ojos desde el violáceo maelstrom de lascivia originado por esas posaderas centrífugas hasta la lectura de la frase-título del GIF, la cual funciona aquí como proverbial catalizador cómico que aúpa de nuevo nuestros ojos hacia el cuadro, redirigiéndolos ahora a un lugar donde, seguro, la primera vez ni nos planteamos que pudiera estar ocurriendo algo de interés (“Bitch on the right…”). Y sí.
Retro-Fiend demuestra, en suma, con apenas (a ojo) dieciocho frames, que, pese al olor a ambientador barato impregnado a la , hasta algo tan ligado al bajo instinto como el uso de un paleo-perreo (¿cómo llamaban al twerking hace cuatro décadas?), con el apoyo del texto adecuado, puede acabar resultando un artefacto humorístico tan meditado y eficaz como la más acreditada estampita del New Yorker. Por supuesto que alrededor del 30% de Internet parece consagrado al glúteo femenino, pero incluso en semejante área uno puede toparse a veces con algún destello de clase.