Más legado audiovisual de Obama, en este caso en la televisión. Begoña Gómez Urzaiz contempla las series que preceden la era Trump en TV.
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Giphy Stardust y las arañas de Marte
Hay gente ahí afuera de quince años para la que David Bowie es principalmente un señor con muy buen pelo que da excelentes gifs –hay, o habrá, otra gente, de entre uno y diez años para los que Bowie es el que canta en el tráiler de Los Minions, pero esa es otra historia–. En Giphy, la biblioteca digital del pictograma animado, existen centenares de referencias protagonizadas por él y Buzzfeed reconoció el fenómeno catalogando que solo pueden expresarse con caras de David Bowie, incluyendo “cuando alguien de tu mesa pide patatas fritas y tú también quieres” (extraída de Laberinto) y “cuando estás súper orgulloso porque no te has ido a casa con alguien” (The Man Who Fell to Earth, por supuesto).
De todos ellos, el GIF con mayor valor creativo por sí mismo, y no solo por el uso que se le da, es el que ideó la ilustradora Helen Green para celebrar el sesenta y ocho cumpleaños del autor de Young Americans. Green dibujó, coloreó y superpuso veintinueve looks distintos del cantante, desde que lanzó su primer single con los King Bees, Liza Jane, y aún se hacía llamar Davie Jones, a una imagen reciente, de su último disco. Entremedio, aparece con el inmortal mullet que le cortó Suzi Fussey, con el pelucón de Laberinto, con el pelo blanco oxigenado de 1993 y con el infame look arlequín de Ashes to Ashes. Los veintinueve Bowies miran de izquierda a derecha pero, apropiadamente, nunca abandonan la mirada del espectador.
“When you can’t
believe what that dude
just said”
“When you’re very proud of yourself for not going home with someone”
Green se confiesa fan desde que tiene memoria –“Mi hermana y yo solíamos cantar Space Oddity de pequeñas; yo siempre hacía la parte hablada de la cuenta atrás”– y asegura estar especialmente obsesionada con la parafernalia visual del artista desde que vio la exposición que le dedicó el Victoria & Albert en 2013. Si tuviera que quedarse con uno solo de sus looks, sería el mono rojo de Freddie Buretti que llevó el músico cuando cantó Starman en Top of the Pops en 1972, a juego con el pelo rojo, las botas rojas y las uñas blancas. La ilustradora, que se dice influida por los retratos de famosos deliberadamente planos que hace Elizabeth Peyton y por los dibujos un tanto más siniestros de empezó a trabajar en el formato GIF inspirada en los cinemagraphs que hacen la pareja formada por Kevin Burg y Jamie Beck, muy populares en el circuito de la moda, y ahora está empezando a hacer un trabajo similar con sus dibujos. “Los GIFs son un formato creativo muy excitante. Tiene muchos retos crear una imagen fija con un giro animado”, comenta. La ilustradora cree que si Bowie funciona tan bien en el formato GIF es por su “maravilloso sentido del humor y fantástico descaro” –eso y el pelo, añadiríamos–.
Lo cierto es que muchas de las animaciones de Bowie más populares no están construidas con imágenes de sus conciertos o de sus vídeos sino que forman parte de los llamados “GIFs de reacción”, con subtítulos y extraídos de las respuestas imposiblemente cool que solía dar en sus entrevistas televisadas. “Como cuando un entrevistado le pregunta en los ochenta cómo ve su música de los setenta y él dice: ‘así’ y contempla la distancia”, apunta Green quien, por cierto, vende prints individuales de sus dibujos a través de su Tumblr. Es el destino insalvable de todo ser humano que se coloca al lado de David Bowie el parecer asqueroso, pedestre e irremediablemente terrenal, como le sucedió a ese pobre periodista y hasta a Mick Jagger en Under Pressure –sobre Bing Crosby en su dueto navideño, el jurado aún no se ha pronunciado–. Por lo que casi podríamos decir que el GIF de Bowie es un GIF aspiracional: se usa cuando se necesita una transfusión de actitud que ni Michelle Tanner y Ferris Bueller juntos, por citar a otras deidades del GIF, pueden proporcionar.
