Víctor Navarro Remesal ha descubierto a Peeqo, el robot que te responde cualquier cosa generando un GIF. Y está encantado con su nuevo amigo.
Un pueblo / campamento de gitanos. Nómadas que han instalado sus tiendas y caravanas en la periferia de cualquier ciudad europea. El olor a sudor, polvo y animales. Entonces llega un coche. Un forastero. Está buscando un milagro. Está buscando a Yanindara.
Partiendo de la base que esta historia solo tenía sentido si reuníamos un elenco de protagonistas y figurantes que fueran gitanos rumanos, comenzamos el proceso de búsqueda / casting de los protagonistas. Teníamos que encontrar a dos adolescentes gitanos rumanos de entre trece y quince años. El primer paso fue acceder a los núcleos de gitanos rumanos de la ciudad de Barcelona y alrededores. Gracias a la ayuda de varios estamentos públicos y a la ardua labor de Jordi Herreros, el director de producción, encontramos los sótanos en los que vivían hacinadas, con unas condiciones de vida durísimas, treinta personas en poco más de sesenta metros cuadrados.
En un rincón estaba ella. Callada y tímida esperando su turno. Desde luego pensé que tenía algo especial. Solo fue una intuición. Funcionó así, como un pequeño “flechazo”. Pasaron las semanas y volvimos a ese sótano para preguntar por esa chica. Tenía quince años y vivía con la familia de su “marido”. Estaban casados desde hacía tres años.
Poco a poco nos fuimos ganando la confianza del núcleo gitano rumano y dejaron de vernos como a unos extraterrestres que les proponían abandonar la mendicidad y los hurtos durante unos días para enrolarse en una película. Nos llevamos a unos cuantos chicos y chicas a la localización que habíamos elegido para “montar” el campamento gitano que sería el decorado principal de la película. Ahí les hice una sencilla prueba de cámara para ver cómo reaccionaban al ser filmados. Cómo siempre sucede, ver esas pruebas en pantalla grande una vez positivadas en el laboratorio fue revelador y acabé de constatar la enorme fuerza que tenían Camelia y Bulgar. Mi primera intuición había sido correcta en este caso. Esa niña tenía la magia en los ojos. Ellos serían Yanindara y Adonay.
Conseguimos un local para poder ensayar cerca de su casa y cada tarde quedaba con ellos para explicarles la historia y hacer un simple teatrillo, así como otros ejercicios básicos de interpretación, para que tomaran conciencia de ellos mismos y del personaje que tenían que interpretar. Guardo un buen recuerdo de esos días y creo que ahí reside la base de esta película. Después, en el rodaje, no hay demasiado tiempo para probar cosas o descubrir nuevos caminos. Así que todo lo que hayas conseguido obtener de tus actores en los ensayos previos (sobre todo en este caso, en el que no son actores) va ser determinante para conseguir la tan ansiada verdad. Todavía recuerdo los días en los que empezábamos tarde a ensayar porque la policía había detenido a alguno de los dos chicos durante la mañana y tenía que ir a comisaría para esperar que los dejaran salir y llevármelos directamente al local de ensayo. Ante esa situación te planteas, más que nunca, qué sentido tiene hacer cine, y cuáles son las cosas realmente importantes de la vida.
Hacer una película es siempre una aventura. Toda la gente que de alguna forma ha participado o simplemente ha estado presente en alguno de los múltiples procesos que forman parte del arte cinematográfico lo sabe. Partiendo de este axioma, Yanindara no iba a ser diferente.
Director: Lluís Quílez
Guión: Lluís Quílez, Pau Obiol
Productores Ejecutivos: Isaac Torras, M.A. Faura
Line Producer: Jordi Herreros
Director de fotografía: Isaac Vila
Director Artístico: Iñigo Navarro
Vestuario: Patricia Plaja
Sonido: Dani Fontrodona, Oriol Tarragó, Marc Orts
Montaje: Jorge Macaya
Música: David Crespo
El trailer
Premios: 36 Premios internacionales incluyendo Mecal, Aguilar de Campoo, Palencia, Naoussa,Escorial, Medina.