La muerte del poder. O la retórica audiovisual que acompaña a los comunicados de defunción de altos cargos según Gerard Casau.
Un canon espontáneo
Por Gerard Casau
En el GIF que tenemos frente a nuestros ojos, un individuo se dispone a salir de casa cuando se da cuenta de que es incapaz de recordar donde ha dejado las llaves. Ni corto ni perezoso, agarra una silla y una cuerda y se ahorca de la lampara, de modo que su entera existencia pasa ante él a velocidad de vértigo, hasta visualizar el instante en que guardó el llavero en el bolsillo de su camisa. Solucionado el descuido, nuestro protagonista se descuelga y sale por la puerta tranquilamente. “A males cotidianos, soluciones extremas”, podría ser título de este brillante gag, ideado y dibujado por Bill Plympton e incluido en su cortometraje Sex & Violence, que en sus concisos ocho minutos se la apaña para encajar nada menos que veinticuatro sketches. El que nos ocupa dura algo menos de medio minuto; muy poco en términos de metraje cinematográfico pero prácticamente una eternidad en el lenguaje del GIF (en este sentido, resulta casi tan aberrante como el mítico Today Is the Day).
¿En qué estaría pensando la persona que creó este GIF? Probablemente se tratara de un bienintencionado fan de Plympton, que no albergaba otra pretensión que compartir este fragmento con el mundo entero, dándole nueva vida en un entorno digital. Y no debía ser el único en sentir ese impulso, ya que una simple búsqueda de los términos “Plympton GIF” nos conduce a un gran escaparate de las ocurrencias salidas de la imaginación del artesano animador estadounidense: besos tan apasionados como escasamente normativos, pintorescos juegos corporales, maneras harto cuestionables de aplicar el dicho de que las zanahorias mejoran la vista, versiones alternativas de los créditos de Los Simpson… En definitiva, un catálogo de los grandes momentos que ha dado la trayectoria de Bill Plympton, generado involuntaria y espontáneamente a partir de contribuciones individuales que no veían más allá de los escasos segundos de su instantánea favorita pero que, en su foto global, conforma un canon del artista, seguramente menos reflexivo que el que podría salir de un consenso crítico, pero con mucha más capacidad de reacción e introducción de enmiendas. Aunque, eso sí, tanta inmediatez conlleva un gaje en absoluto baladí: a la hora de la verdad, estos GIFs no comparten un conocimiento, sino fetiches desprovistos de sello, por lo que si un navegante casual se topa con estas viñetas, a lo mejor debe desovillar un hilo de Reddit para enterarse de quién es el autor detrás de las animaciones que alegran en bucle nuestra pantalla.