Víctor Parkas

Sexo, drogas y Star Trek

Dejaremos de hacer esto cuando la realidad deje de ser tan miserable
Trekkies 2 (Denise Crosby, 2004)

No hay estudio sobre cultura de desguace ignorando el hecho de que, en un momento u otro, parte del reparto de Star Trek: The Original Series probó suerte en el mercado musical: Leonard Nimoy, más conocido como Señor Spock, fue responsable de una colisión entre el universo pop de su propia serie con el de la mitología diseñada por J.R.R. Tolkien en ; William Shatner, el capitán original a los mandos de la nave Enterprise, se atrevió a recitar desde de Pulp a de Bowie. Podríamos desgranar las divertidas y nada anecdóticas discografías de ambos si ese fuera el motivo del presente artículo, pero ni de cerca: esto es un homenaje a ese puñado de grupos musicales que catapultaron su fandom mucho más allá de de Spizzenergi; los que visten los uniformes de la serie creada por Gene Roddenberry, se maquillan para transmutarse en las distintas razas que presentaba el show o le dedican sus letras a personajes, armas y demás parafernalia trekker.

Sexo, drogas y Star Trek – O Productora Audiovisual

La cita con la que se abre el texto la pronunció uno de los componentes de , que el mismo año en que se estrenase el documental de Crosby editaban la maqueta Metal of Honor. El grupo, que practica un death metal de lo más gutural, fue bautizado de forma homónima al lugar donde los guerreros klingon descansan una vez muertos; pero las referencias a esta raza ficticia no se detienen ahí: Stovokor pintan sus rostros para obtener una fisionomía lo más cercana posible –tez oscura, frente con relieve– al pueblo klingon, además de vestir las galas propias de estos personajes o, directamente, interpretar algunas de sus canciones en el inenarrable idioma de la famosa tribu galáctica. En las antípodas de movimientos advenedizos y amables como el de con el tema Mr. Spock, Stovokor es estar con un cabreo perpetuo y respirar Star Trek 24/7.

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Una de las corrientes que siempre se ha significado incluyendo referentes fantásticos en sus canciones ha sido el garage-surf. Este es el género que practican , grupo paralelo a o . Fue, de hecho, en un concierto de The Ne’er Do Wells donde, habiendo acabado uno de sus sets, la banda volvió a aparecer con los ropajes robóticos y el repertorio intergaláctico de los que luego darían buena cuenta en su banda dedicada a Star Trek. En su falso LP (realmente es un vinilo de corta duración en el que se incluyó una conversación del grupo con un borracho anónimo) Thee Shatners no tuvieron remilgos a la hora de samplear multitud de efectos de sonido de la serie clásica. ¿Su hit? Un cover del Misirlou de Dick Dale llamado Mr. Sulu en honor al oficial asiático de la Enterprise. Por sonido y actitud, Thee Shatners fácilmente podrían compartir cartel con , garageros vulcanianos provenientes de , , y máximos responsables del disco Beat me off Scotty –parafraseo de la famosa frase que el Capitán Kirk profería cuando quería ser teletransportado–.

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Muchos de los grupos trekkies han hecho de sus trayectorias algo prácticamente irrastreable. Poco o nada se sabe de los australianos William Shatner’s Pants, aparte de que hacían alguna que otra versión de Fletwood Mac. Por suerte, sí que podemos encontrar en Internet un buen puñado de canciones de , grupo de rock progresivo cuyas letras las conformaban cortes de audio de la mítica serie. También es relativamente sencillo dar con el material producido por Esta banda sueca, que tuvo que convertirse en siglas después de que Paramount les pidiera una cantidad indecente de dinero para utilizar su nombre original, practica un tecnopop cercano al de su otro proyecto , y no solo cantan por Star Trek, sino que también dedican algunos de sus tracks a otros iconos pop, como corrobora E.T Phone Home. Por muy que parezca, sus conciertos son multitudinarios.

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Es en Sacramento, California, donde coinciden dos de las bandas más reivindicadas por los fans de la serie: y . Con el objetivo de fidelizar al mayor número de fanáticos de la ciencia ficción para que se unan a la secta trekker, Warp 11 y el hardcore melódico de sus álbumes I Don’t Want to Go to Heaven as Long as They Have Vulcans in Hell, Suck my Spock o el lujurioso y conceptual Borgasm (los borg son unas criaturas del programa que combinan lo sintético y lo orgánico) también han tenido ecos en los grupos Biri Biri Biri o Cyclones, inspirados respectivamente por los universos de Buck Rogers y Battlestar Galactica. Y si Karl Miller, el cantante de Warp 11, no hizo una banda tributo a esos irritantes osos de peluche que son los ewoks de Star Wars fue porque el resto de componentes se negaron en bloque.

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No Kill I, los vecinos de Warp 11, son, por otra parte, una banda que hacían de cada concierto una debacle punk impropia de la actitud que se les presupone a unos nerds. En una ocasión, el bajista rompió su instrumento en tres partes, se situó en una esquina del escenario a beber cerveza, y estuvo viendo a su propio grupo tocar sin él durante el resto de bolo; en otra, se burlaron tanto del dueño del local en el que tocaban que este se negó a pagarles (“Llamar a Kim para pedirle nuestro dinero fue mejor que el propio concierto”). Si Star Trek tuvo sus continuaciones televisivas con Star Trek: Espacio profundo nueve y Star Trek: La nueva generación, este grupo gozó de una suerte parecida: a rebufo de la banda de Sacramento nacerían No Kill I: Deep Space Nine (punk noventas) y  (punk lo-fi). Son concretamente estos últimos los que mejor supieron recoger el testigo de los No Kill I originales, incluso en lo que a desfachatez se refiere: “No Kill I: The Next Generation”, declararon en Trekkies 2, “es mejor que No Kill I de la misma forma que Star Trek: La nueva generación es mejor que Star Trek”. Por si fuera poco, No Kill I: The Next Generation también conforman la banda geek The Four Eyes, donde le cantan a Robocop, a Perdidos en el espacio, o a ese clásico de serie B que es La carrera de la muerte del año 2000.

Quizá en el espacio nadie pueda oír los riffs de estos grupos, pero qué diantres: “live long and prosper” a todos ellos.

Víctor Parkas