CUANDO EL DE LA PORTADA ES OTRO

BY JOAN PONS

Cuando el de la portada es otro – O Productora Audiovisual
Cuando el de la portada es otro – O Productora Audiovisual

Ninguno de los discos que me compré a ciegas me lo pillé totalmente a oscuras. Siempre había algún chivatazo amigo, algún conocimiento borroso adquirido leyendo alguna revista que cosquilleaba mi imaginación y alguna pista referencial a indagar en el nombre del grupo, en el título del álbum o en la portada.

No, no es esta una batallita de comprador de discos cebolleta que echa de menos los tiempos en los que se dejaba las yemas en las cubetas de las tiendas de vinilos. Más bien se trata de un inventario oficioso de algunas anomalías estéticas que me llevaron a comprarme un disco de algún artista que NO conocía porque en la portada salía inesperadamente otro que SÍ conocía.

De fIREHOSE sabía que era la banda surgida de las cenizas de Minutemen tras la trágica muerte de D. Boon. Así que una parte de confianza ciega en el instinto de supervivencia musical de Mike Watt y George Hurley me allanaba el camino hacia la caja registradora con If’n bajo el brazo. Además, el disco incluía un tema llamado , que me picaba escuchar. Aunque el principal atractivo para escoger este disco y no otro de los mismos fIREHOSE era la imagen del grupo que aparecía en la cubierta: una foto colgada en una pared de… Hüsker Dü.

¿Cómo? ¿A quién se le había ocurrido poner a otro grupo en la portada? ¿Por qué? ¿Era un engaño para compradores despistados? ¿Publicidad fraudulenta? ¿Un despiste más o menos voluntario? ¿Un error de imprenta como el que llevó a Eddie & The Hots Rods a la contraportada del debut de The Damned? ¿Un acto de autosabotaje? ¿Un raro voto de anonimato? ¿Un chiste privado? ¿Una apuesta entre ambos grupos que perdieron los de San Pedro? ¿Una muestra de amiguismo extremo? Hüsker Dü habían girado junto a Minutemen, eran excolegas de sello (SST, antes de que los de Minneapolis firmaran por Warner), sus ambiciones por expandir creativamente el hardcore habían corrido en paralelo y se habían retroalimentado y Watt siempre los citaba entre sus bandas favoritas junto a Sonic Youth o Meat Puppets. Pero, de ahí a cederles el protagonismo en la portada del disco… Según Watt, es solo una foto que estaba colgada en la pared. Ya está.

Sea como fuere, esta imagen del muro que acabó en la portada por admiración, por hacer la broma o por salirse de la norma surgió su efecto. Me hice con el disco siguiendo una lógica silogística-macarrónica: si a estos tipos les gustan tanto Hüsker Dü que prefieren ponerlos a ellos en portada, a mí seguro que me van a gustar estos tipos porque HD son de mis grupos favoritos.

Este 2+2=4 no tiene porque ser necesariamente cierto, claro. Supongo que esta impresión viene de la portada del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, el altar estético-referencial de The Beatles que ya incluía a otros músicos (Bob Dylan, Stockhausen, Dion DiMucci, Bobby Breen o ellos mismos) a modo de homenaje y/o confesión de sus ascendentes.

Pero, esta explicitación de afinidades no siempre funciona como un “si te gusta esto, también te gustará…”. Hay casos muy obvios, por supuesto: The Brian Jonestown Massacre roban un primer plano de Brian Jones para el Mini Album Thingy Wingy porque su genuflexión ya viene de serie con el nombre de la banda. Pero, en otras ocasiones el agua no es tan clara: seguro que a Morrissey le agrada Elvis Presley y por eso aparece en la portada de Shoplifters of the World Unite o Los Planetas escuchan a Chet Baker y, en consecuencia, sale en el single de David y Claudia (exquisiteces del diseño de Javier Aramburu). Pero dudo que en ambos casos sean los ídolos que más huella han dejado en su carrera. Diría que es más un asunto de fetichismo estético, de alguna imagen en concreto, además.

Cuando el de la portada es otro – O Productora Audiovisual
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Por mucho que la portada pueda servir para definir y ampliar imaginarios del artista que pone su nombre en el disco pero declina salir en la foto, a veces estas correspondencias no llegan a traspasarse de emisor a receptor. O sea: me encantaría que los fans de Marc Almond que tienen en su poder Torment and Toreros de Marc and The Mambas también tuvieran en su colección discos de Lola Flores, que es el monstruo de faralaes y ojos distorsionados que aparece en portada. Pero me temo que no es así.

Todo homenaje, cuando viene alentado por cierto ánimo lúdico, desprende también la sospecha de parodia (de homenaje envenenado, vamos). Por eso, a veces que aparezca otro grupo en la portada es también una maniobra de perversión. El mismo Sgt. Pepper’s generó réplicas llenas de maledicencia como la de We Are Only in It for the Money de The Mothers of Invention (con Jimi Hendrix escondido en un rincón) o la de Their Satanic Majesties Request de The Roling Stones, que encriptaba entre colores psicodélicos.

Ya que estamos con los fab four, ¿qué son estas simpáticas travesuras comparadas con la de Meet The Residents? Ahí sí que hay un posicionamiento creativo tanto ético como estético. La voluntad de reescribir el pop a partir del palimpsesto con mala entraña se expresa ya desde la portada. Igual que cuando Poison Idea eligen encañonar las narices de Tiny Tim en la portada de Feel the Darkness: un libelo “kill all hippies” que sintetiza los capítulos del temario punk referentes a la destrucción y la provocación en una sola imagen.

Imagino que a Sonic Youth les hubiera encantado hacer una portada igual para The Whitey Album, de su proyecto Ciccone Youth (en colaboración con, precisamente, Mike Watt de Minutemen-fIREHOSE). La imagen que envolvía esta diatriba ruidista supuestamente en contra de Madonna no era un plano explícito de la diva, sino un detalle croppeado de los labios y la mejilla de una foto añeja de Louise Ciccone para evitar líos con los abogados de Warner (aunque, al parecer, Madonna dio sin problemas el OK porque recordaba con cariño a la banda de sus noches neoyorkinas preestrellato).

Hay una subcarpeta en este archivo de portadas con impostores que también vale la pena abrir: la de personas a las que se les regaló una foto de cubierta antes de que se conociera que también eran músicos. Se sabe, por ejemplo, que la célebre instantánea de de Slint la disparó Will Oldham cuando su carrera aún no había despegado. Lo que ya no resulta tan fácil de refrendar es el mito que asegura que también es Will Oldham el que se adivina detrás del casco del individuo sentado al volante del coche que aparece en Tweez. Como siempre con los de Louisville, por eso, imprimiremos la leyenda.

En otros casos, el esfuerzo de documentación es más simple: las dos gemelas que se miran como si solo hubiera una chica frente a un espejo en Fold Your Hands Child, You Walk Like a Peasant de Belle & Sebastian están acreditadas como Gyða y Kristín Anna Valtýsdóttir; es decir, como el 50% femenino de la formación islandesa múm. Aunque cuando apareció este álbum su carrera musical ya había arrancado, la fecha de la foto es de cuando aún jugaban con muñecas.

¿Hasta que punto ayudo a la visibilidad de múm salir en esta portada? ¿Es solo un dato para amantes de los anecdotarios? ¿Están agradecidos los islandeses con los escoceses igual que debería estarlo Leigh Lezark del colectivo de DJ’s The Misshapes con The Sounds por meterla en la portada de Dying to Say This to You (¡cuántos fans de los suecos quisieron averiguar a quién pertenecía esa mirada enigmática!)? En cualquier caso, es una imagen que, para el que quiera rascar más, puede llevarle de un grupo a otro y establecer una de red de conexiones y vasos comunicantes sin necesidad de hacer caso a las recomendaciones automatizadas según un algoritmo de Amazon o Spotify.

Cuando el de la portada es otro – O Productora Audiovisual
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