Conversación

Isabel
Fernández
Reviriego

Jorge
de Cascante

Si el nombre de Isabel Fernández Reviriego no os suena, quizá estéis más familiarizados con su alter ego, Aries. Lleva publicados ya tres discos: La magia bruta, Mermelada dorada y el nuevo Adieu or Die, lanzado conjuntamente por La Castanya y K Records (el mítico sello de Olympia que capitanea Calvin Johnson).

Isa también se lleva muy bien con Jorge de Cascante, un escritor que lo mismo crea microrrelatos, pensamientos y poesías para leer que dirige junto a Paula Robles una pequeña editorial de fanzines, Petirosso Press. A la espera de su segundo libro, uno puede conocerle mejor rastreando sus textos en Vice y Apartamento o leyéndose su primera recopilación de cuentos, Detrás de ti en el Museo del Traje.

Aunque, seguramente, la mejor manera de conocerlos a los dos es gracias a esta conversación exclusiva (que no entrevista) que mantuvieron para O.

Isa: Jorge, inicialmente podría parecer que somos antagónicos en el sentido de que tú eres un preciso y brillante observador de la condición humana que, como todos sabemos, es bastante dolorosa… Mientras yo me agarro a la inocencia y a mi mundo florido y melodioso… Quiero saber cómo ves tú el mundo y a los seres humanos que lo habitamos… Y qué es lo que quieres provocar con tu trabajo.

Cascante: ¡Isa! ¡Muchas gracias, no sé yo! En cuanto al mundo, lo veo bien. El mundo bien y las personas mal. Creo que todo va a ir a mejor, lo peor sería que todo siguiera como está. No puedo esperar al momento en el que el sistema se colapse y se quede España entera sin iPhones, sin coches y sin el Ikea (otros artefactos como los zapatos Crocs o el cocinero Dabiz Diverxo tardarán siglos en descomponerse). Los seres humanos hacemos casi todo mal casi todo el tiempo, ¿¿no?? Me gustan muy pocas personas y a la vez me gusta casi todo el mundo, lo normal… Cuando veo a alguien que tiene mogollón de amistades y conocidos y sonríe igual a toda la gente que se encuentra pienso de forma automática que esa persona está loca como una campana y procuro apartarme. Pero a la vez todos los días voy por la calle y me muero por escuchar a tal persona que va delante mío, por preguntarle unas dudas a otra o por darle la mano al señor que da de comer a las palomas debajo de mi casa. Antes he visto a tres niños patinando y sujetando entre los tres un maniquí de chica con peluca rubia por encima de sus cabezas como si fueran un gusano loco. Está todo lleno de cosas bonitas. Cuando hay muchas personas juntas no me gusta tanto porque pienso que están ahí porque alguien los ha engañado. Compartir una experiencia con otras veinte mil personas es la idea que tengo del infierno: un festival de música, los anuncios de Estrella Damm, las rebajas, cosas así.

Lo que escribo suele venir de un intento mío por hacer foco sobre algo en lo que no se fija mucha gente, así que supongo que busco provocar que la gente se fije más en las cosas que son importantes para mí. O que vean algo nuevo en algo que ven todos los días. Estoy un poco diciendo cosas muy obvias, ¿no? Uff…

Oye, llevo día y medio escuchando en repeat el disco tuyo que acaba de salir. En los últimos dos discos se te había quedado algún continente fuera pero parece que al fin has conseguido meter el Planeta Tierra entero en treinta minutos. ¿Cómo consigues esta densidad en las canciones? Yo no sé nada de música pero me siento como si estuviera soñando que miro hacia delante y el paisaje sigue sin horizonte ni nada que lo frene, infinito hacia todos los lados. Hasta los títulos de las canciones parecen títulos de novelas de estas gordas, llenas de personajes y de sitios (¡En el océano!). ¿Te lo piensas mucho para meter tanto en tan poco espacio?

Jajaja, ¡me gustan mucho las novelas gordas llenas de personajes y sitios! Me lo pienso mucho todo, sí. Tengo unos cuadernitos en los que cada canción tiene su apartado con los sonidos, ritmos, arpegios, acordes, letras, imágenes que me inspiran, frases… Y hago maquetas obsesivamente, especialmente de las voces. He tratado de ser más austera que nunca en cuanto al sonido y la producción; en realidad hay pocas cosas pasando, ¡pero intenté que fuesen muy efectivas! Jejeje. He tratado de ahondar dentro de mí a tope, que lo que sonase fuese lo más visceral y puro posible.

Corrígeme si me equivoco, cuando leo tus textos te imagino sentado en el metro observando a las personas que te rodean, recibiendo toneladas de información por segundo de cada una de ellas… Mientras tu sensibilidad va partiendo tu corazón en cachitos y tu cerebro vibra lleno de ideas…

Pues un poco es eso, sí. No sé si toneladas, hay días peores en los que nada me dice nada, pero voy siempre sintonizando por los sitios. Paula (mi novia) también hace de informadora y a veces me pone sobre la pista de situaciones y personajes que siente que podrían vivir en esa realidad que voy haciendo cuando escribo. Todo me da pena y me hace feliz a la vez :_D

Las mil capas que se oyen o se intuyen en tus canciones hacen que al poner tu música sea imposible sentirse solo. En las dos primeras escuchas de tu canción (alrededor del 2:25 de la canción) me levanté de la silla porque pensaba que había alguien en mi salón, pero no había nadie. A menudo es tu propia voz haciendo coros. ¿Qué importancia tiene estar sola en tu forma de hacer música? No digo sola en la vida, digo sola en tu cabeza.

¡Te imagino levantándote de la silla! Jajaja. Bueno, supongo que estar sola es muy definitorio, ¿no? Entiendo que marca y determina toda mi música aunque no me lo plantee. Aunque yo estoy siempre superpermeable a todo lo que me rodea; las conversaciones que tengo con amigos, las cosas que veo, el presente… Me influyen totalmente. Pero claro, a la hora de trabajar eres tú solo volviéndote tarumba con tus inseguridades, carencias y capacidades. Memorias, de hecho, es la última canción que hice, y la hice estando ya muy chalada. Quedaba con gente y no les hacía ni caso, solo escuchaba cachitos de coros y sintes. Respondiendo a tu pregunta, hacerlo sola es muy importante y aunque me encanta tocar con gente; poder sumergirme hasta el tuétano en la música y pelearme conmigo misma durante horas, días y meses… ¡Me FLIPA!

Decía lo de que podíamos parecer antagónicos, pero yo siempre he sentido que tú me entiendes (a través de mi música) y sabes que me agarro a mi mundo de armonías porque por dentro sufro millones… No lo sé, ¿lo sabes? :))) Quiero decir, en el fondo de nuestro ser, podemos tener una visión bastante parecida de la existencia que ambos canalizamos en el amor a nuestras mascotas :))

Conversación: Isabel Fernández Reviriego / Jorge de Cascante – O Productora Audiovisual

Así son las últimas fotos de promoción Isabel Fernández Riviriego, alias, Aries

Jajaja, ¡sí! Te entiendo mazo y creo que lo que hacemos está mucho más cerca que lejos.

Intento pasar todo el tiempo que puedo con los animales, nada me gustaría más que poder hablar con ellos y que me respondiesen. Cuando voy al parque a ver a los gatos es como si estuviera mirando las estrellas en el cielo, es increíble. También me gusta mucho el mar aunque lo vea tan poco. En general me atrae todo lo que no entiendo, vuelco mi amor en ello.

En tu música va metido un mensaje de felicidad no explícito (las letras muchas veces están muy lejos de eso) que creo que tiene que ver con la felicidad que sientes al pensarla, tocarla y grabarla, como si te hubieras tirado un día sin beber agua y por la noche vieras una fuente y te pusieras a beber y de esa sensación saliera una música contando algo. ¿Cómo de contenta te pone todo ese proceso? ¿Lo echas de menos cuando no estás en ello, o necesitas parar a veces para pillar una etapa de barbecho? ¿Es mejor tener sed o estar saciados? Jajajaja help

Jajaja ¡Tener sed! Ostras, si no igual es agotador. Al menos para mí. Ahora ya estoy empezando a sentir un poco de sed. Pero aunque, como dices, hacer música es lo que más feliz me puede hacer, me deja vacía y necesito después un tiempo para “recomponerme”. El tiempo de barbecho es superguay también porque es más abierto, no tiene tanto que ver con lo estrictamente musical sino con andar absorbiendo y pensando millones de cosas.

Otra cosa que pienso, respecto a lo que escribes, es que al mismo tiempo que percibes lo malo que nos rodea yo creo que tu mirada encuentra la belleza, el amor y la pureza como ninguna otra…

¡No sé! Jaja. Me sucede que cuando me cruzo con una persona espantosa… por ejemplo un señor de traje que pasa por delante de una tía y le dice “vaya culo”, se mete en un Burger King, llama Negrito al que le atiende, se come un Whopper y luego en el metro ve a un niño llorando y le grita que se calle de una puta vez (más que cruzarme con él parece que he estado siguiéndole durante cinco horas), pienso que detrás de esa persona hay mucho por conocer. Quiero saber si está enamorado de alguien, si le gustan los juegos de mesa (¿?), cuándo se parte de risa y por qué, etc. Odiar a la gente sin pensar es lo más fácil que hay, es un sentimiento que me sobreviene a menudo. Intentar ver más allá del horror es mucho más difícil, al menos para mí, pero hay que intentarlo siempre.

Tú haces el mismo camino pero en otro sentido. Puedes rodear de luz tres minutos de música y desde esa luz hablar de la muerte, del dolor, o repetir “es una pena” o “siento tanta soledad”. ¡Estamos en el mismo equipo! Lo mismo caigo en muchas contradicciones pero para mí está clarísimo y todo tiene sentido. Creo que si alguien está leyendo esto y no lo entiende, nadie podrá explicárselo jamás :S

Se me ocurre que algo fuerte que conecta las cosas que hacemos tú y yo son las migrañas que nos persiguen. ¿Crees que el dolor físico nos hace más sensibles a otros tipos de dolor ajenos? No sé si estoy diciendo una chorrada. En mi caso me hace verlo todo desde una posición de debilidad: sé que en cualquier momento puedo tener que desaparecer del mundo y meterme en una habitación a oscuras durante varias horas, y creo que sentir esa precariedad me ha hecho perder la poca chulería que podía quedarme. ¿Tu música suena como suena porque la cabeza te duele como te duele? ¿Cómo es de importante ese dolor para lo que tú haces?

Las migrañas malditas… ¡No, no! Tenemos que ser más chulos nosotros! Fui a una fisioterapeuta medio chamana aquí en Vigo que me hizo preguntarme por las cosas positivas que me provocan las migrañas. Y trato de verlas así: me hacen celebrar cada día que no las tengo. Como siempre están ahí, acechando, me hacen valorar mucho la salud y encontrarme bien. La salud la damos por hecho y es un regalo magick. También me dijo que pensase en lo que me obligan a hacer: encerrarte y parar por completo de hacer cosas… Nuestro cuerpo nos está diciendo “¡¡PARA!!”. Así que igual tenemos que bajar el ritmo y verlo como días de descanso y penumbra entre vómitos y dolor jajaja.

Seguro que temer y sentir esos dolores tan a menudo, nos proporcionan una visión particular… ¡Creo que una mezcla de miedo, autoconciencia y empatía!

¿Cómo es tu rutina de trabajo? ¿Eres madrugador, nocturno, trabajas por ráfagas de inspiración o te sientas a escribir sí o sí…?

Conversación: Isabel Fernández Reviriego / Jorge de Cascante – O Productora Audiovisual

Procuraré volver a ser más chulo, ¡¡¡gracias tía!!!

No sé cómo va a sonar esto pero me levanto a las seis de la mañana todos los días y hago siempre lo mismo en el mismo orden. Necesito hacerlo así para intentar controlar las migrañas. Durante años y años me dormía cuando empezaba a salir el sol y me despertaba a las tres de la tarde. Ahora tampoco salgo, ni bebo, ni me drogo con lo que se suele drogar la gente. Estoy bastante preparado para cuando tenga noventa años y eso me llena de una calma que no había sentido desde que tenía diecisiete y pensaba que no me iba a morir nunca. La verdad es que sigo pensando que no me voy a morir nunca.

Me siento a escribir todos los días pero a veces no escribo nada. Me cuesta mucho arrancar, y cuando arranco siempre estoy lleno de dudas. Es complicado porque siempre me tira más no hacer que hacer, hay un algo muy fuerte en mí que quiere escaquearse de todo y quedarse tirado en el suelo escuchando el viento mover las hojas de los árboles. Me cuesta un montón terminar las cosas. Mi segundo libro saldrá este año en una editorial que me lo pidió… en 2011 (¿socorro?).

Tu disco Mermelada dorada me animó mucho a escribir en una época en la que me costaba más que ahora, y este nuevo disco tuyo va camino de tirar de mí todavía más. También me anima mucho que intentes hacerlo todo tú sola, que es lo mismo que intento yo. ¿Qué actitudes de la gente te inspiran y te hacen querer hacer cosas?

Me inspira la gente tenaz que tiene su visión y la lleva a cabo a muerte. Aunque nadie les haga caso o no se les valore como debería. La gente que no sucumbe a las mierdas superficiales, que tiene personalidad fuerte y está viva. La gente curiosa, que se asombra y se lo flipa. Y la gente que actúa de manera honesta, sin intereses cutres.

Por cierto, tus descripciones de Madrid me flipan, cuando te leo me transportas a los años en que viví allí. Son descripciones maravillosas… Háblame, porfi, de tus sentimientos hacia Madrid.

He vivido en Madrid casi toda mi vida, aunque intento mantener siempre una ingenuidad acerca de la ciudad. No soy una persona que se sabe las historias de Madrid, ni los nombres de todos los sitios, ni casi nada. Intento que la ciudad sea mía en lo que escribo, pero siempre hablo de Madrid a partir de mis recuerdos y no intento que coincidan con lo que se supone que forma La Realidad. El año pasado me pidieron en Vice que hablase de cómo fue para mí crecer aquí y recibí mogollón de insultos de gente que no conocía diciendo que Madrid no se parecía una mierda a lo que yo había escrito, así que pienso que voy por el buen camino.

Cuando fui a la presentación de tu libro en Madrid hace unos meses recuerdo que una chica dijo algo en plan que sacar un libro, o un disco, hoy en día, era un poco una tontería porque ya está todo en internet y es mejor tener la casa vacía de pertenencias. No me quiero poner asqueroso con el tema de “los objetos”, pero bueno, ¿tú qué piensas? Yo tengo mi casa como la de Gómez de la Serna, no cabe un alfiler. Amiga, ¿es mejor poder tocar las cosas o no poder tocarlas? Jaja, ¡no sé ni qué estoy diciendo!

Jajaja. ¡No sé si recuerdas que en la presentación también dijeron que mi casa era como un collage gigante petada de objetos! Yo tengo horror vacui, ¡qué voy a decir a eso! Amo los objetos y me encanta estar rodeada de cosas hermosas. Desde pequeña he sentido atracción brutal hacia los objetos, ya sea una cajita, una tela o un dibujo. Pero no hay por qué elegir, pueden convivir perfectamente, ¿no? Podemos tener una biblioteca de madera gigante llena de páginas bienolientes y una iCloud de un millón de gigas. ¡Me quedo con las dos cosas!

¿Has vivido fuera alguna vez o te ves viviendo fuera de Madrid?

He pasado tiempo en Alemania en distintas etapas (estudié siempre en coles alemanes en Madrid), pero no sé si eso se consideraría “vivir fuera”, nunca pasé allí ni un año seguido… Me veo yéndome lejos de la ciudad, como tú. Tu ejemplo me parece genial y me gustaría imitarte. Una de mis personas más admiradas es Konrad Lorenz y muchas noches me duermo imaginándome que vivo su vida, entre ocas y perros y caballos. Pero lo mismo, por mi naturaleza despistada, me caigo en el corral, me doy en la cabeza, y se me comen vivo las gallinas, no puedo saberlo. No puedo saberlo porque no soy Dios. ¡No soy Dios!

Ah, otra cosa: los collages. Tú haces collages, y tu música por lo que me has contado entiendo que la vas armando con una técnica cercana. Yo escribo un poco de esa manera, siempre tengo notas por todas partes, y meto frases escuchadas por la calle o leídas en libros entre medias de lo que sale de mí (que al final pienso que tampoco sale de mí del todo, son otras notas que en vez de estar escritas se me han ido quedando en la memoria). ¿Tienes alguna forma de seleccionar la realidad que percibes para convertirla en música? ¿Cuando sientes algo, o ves algo concreto, ya sea terrible o bello, a veces piensas “esto lo voy a meter en una canción”? ¿Ser transmisores de la realidad (whaaat!? jajaja) nos hace perder un poco a la hora de apreciar esas emociones en el momento en el que suceden? Va en serio.

Wow, ¡buena pregunta! ¿Crees que a veces no vivimos el momento plenamente porque en lugar de vivirlo estamos recolectando información para nuestras cosas? Sí, a veces estoy viviendo o viendo algo flipante y no puedo evitar querer apuntarlo en la libreta. Igual perdemos naturalidad, emoción y vivencia. Pero no es como la gente que está en los museos grabando por el móvil, ¿no? :=O

Tiene la parte positiva de vivir atentos y receptivos. No lo sé, quizá sí que perdemos. Debería haber pensado en esto antes. ¡Gracias por esta pregunta! Respecto al criterio de selección, es puro gusto y sensaciones personales. Aunque creo que a la mirada hay que darle vida y no vale solo con vídeos de YouTube.

¿Qué cosas has descubierto últimamente que te flipen?

Conversación: Isabel Fernández Reviriego / Jorge de Cascante – O Productora Audiovisual
Conversación: Isabel Fernández Reviriego / Jorge de Cascante – O Productora Audiovisual

Esta es la foto que Jorge de Cascante quiere que aparezca en representación suya para ilustrar esta charla.

¡Bueno! A ver, aparte de tu disco, que es lo más assolutamente, así que me venga…

1.  en el programa de Letterman. Él es lo peorrr, pero ella es una de las personas que más me molan y su actitud y lo que hace son inspiración constante para mí.

2. Las pasas de California. Me refiero a los muñecos, no a las pasas de comer. Los redescubrí por un proyecto que hice con el colectivo en el que fui escaneando páginas de mis diarios de cuando era pequeño, adolescente, etc. (llevo un diario desde siempre) y en una página de 1989 mi Yo de entonces contaba que estaba obsesionado con los muñecos de Las Pasas de California. Mi pasa preferida es una que va vestida como Flavor Flav.

3. Una perra que acabo de adoptar que se llama Yoko. De momento es del tamaño de un pomelo, salta superalto y tiene una barba larguísima.

4. La Copa Ehrmann, una variación de la Copa Danone en la que el nivel superior de nata se sustituye por dos niveles extra de chocolate, cada nivel con diferentes texturas. Una idea y un apellido que solo pueden pertenecer a un científico nazi amante de los postres refugiado en Paraguay. ¡Copa Ehrmann! La auténtica Copa de la Vida.

5. El mundo de la tarántula, las memorias de Pablo Carbonell que he estado editando durante meses con Blackie Books. Me han flipado por igual el libro, que lo leí como setenta veces al irlo editando (y me gustó las setenta), y el propio Pablo, que es muy guay.

Dime tú también unas cuantas cosas que hayas descubierto hace poco y que te hayan girado la cabeza. ¡No vale decir algo que ya hayas dicho en las dos mil entrevistas que te habrán hecho en este mes último! Bueno, si no se te ocurre nada sí que vale.

Jajaja ¡voy a intentarlo!

1. Me giró la cabeza este taller de serigrafía en Portland, que además tiene la segunda biblioteca de fanzines más grandes de EE.UU.: IRPC (Independent Publishing Resource Center) Portland. Maravilla.

2. Me giró la cabeza el concierto que los vigueses Jay dieron en el festival La Melona hace un par de semanas. Verles en directo es como una bola negra gigante pero superbrillante.

3. Me gira la cabeza el nuevo cacharrito que Teenage Engineering va a sacar pronto. El OP Z

4. Me está girando la cabeza Paciencia, de Daniel Clowes. Editado por Fulgencio Pimentel.

5. Y de manera literal me giró la cabeza un Space Cake con el que Coki –mi amiga y exteclista de Charades– me recibió en Los Ángeles cuando fui a tocar en marzo. Pasé unas ocho horas vibrando con los jardines de California, con los tacos de gambas y las conversaciones de mis amigos. Delicioso y trepidante.

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