La Muerte, al paro – O Productora Audiovisual

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La Muerte,
al paro

¿Quién no se ha sentido así después de una semana enferma de plazos de entrega, berreos lácteos y electrodomésticos que se niegan a congelar? A punto de ser arrollados por el tren y con la seguridad de que ese tren volverá a pasar una y otra vez a la misma hora, seguiremos saliendo de cuadro para entrar en él. Es la reencarnación del mito de Sísifo lo que nos hace reír; aunque también es la inminencia de una muerte que no va a ocurrir lo que nos hace mantener la mirada pegada a la pantalla. Lo que nos lleva a detenernos en un gesto de lo más significativo: cuando Buster Keaton ve cómo el tren se aproxima, baja levemente la cabeza y se la aguanta tapándose los oídos. No se tira de la carretilla: decide afrontar su más que probable futuro apagando los sentidos.

Si los cómicos del cine mudo –en especial Keaton y Harold Lloyd- se jugaban la piel interpretando, la mayoría de las veces, sus escenas de acción, en la ficción permanecían indestructibles. Y, sin embargo, lo que hace humana esta imagen es, precisamente, el miedo a la muerte propia. Ojos que no ven, oídos que no escuchan: así se neutraliza a la Parca, haciendo como que no la percibimos cuando está afilando la guadaña. Pero si el cine era la muerte trabajando, como decía Cocteau, ¿qué significa este GIF, más allá de reflejar el estrés de la vida moderna? Significa la eterna postergación de esa muerte, la condena a la inmortalidad del más humilde de los mortales.

Lo más curioso es que, ilustrando la angustia que produce un tren que nos perseguirá hasta el final de nuestros días, una viñeta en la que la salvación en el último minuto es un efecto óptico, el tiempo repetido consigue hacerle un corte de mangas a la muerte, la envía a la cola del paro y ella se queda con los dientes largos. Hasta la muerte puede engrosar la lista de desempleados.

por Sergi Sánchez

Hay gente que es capaz de mantener conversaciones por chat solo utilizando GIFS. En este sentido, Buster Keaton es un filón. Los planos cortos con su rostro vacío de emoción convalidan cualquier emoticono. Pueden significar, prácticamente, lo que quieras. Y sus planos generales, esos en los que el mundo parece derrumbarse a su alrededor, también.

La Muerte, al paro – O Productora Audiovisual
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Sergi Sánchez